¿Por qué se esconden?
Por cuanto corren, huyen de Él, porque prefieren permanecer en cuevas como muertos, como Lázaro, llenos de vendas, envueltos; pues, es más cómodo estar metidos en cuevas, apestar a muerte, estar en la oscuridad, que nadie los conozca, que nadie los mire, que nadie sepa quienes son; argumentar innúmeros pretextos, impedimentos; v.gr: no puedo por esto, por aquello, tengo estas vendas que me atan los pies, no puedo hablar, no tengo facilidad de palabra, no tengo estudios, no poseo dinero, tampoco tengo la habilidad. Y les gusta estar en cuevas, pero el Señor los busca y les llama. (Juan 11:38-44)
Así procedió con el profeta Elías. El Dios eterno le dijo: ¿Qué haces aquí Elías? Luego añadió: Sal y ponte delante del Señor. (1 R. 19:11-12)
Lo que el Señor Jesús jamás hará es entrar en las cuevas, únicamente llamará, y todo aquel que tenga el oído libre de grosura y un corazón entendido saldrá. Dirá: ¿qué haces ahí? Por cuanto la cueva no es el lugar para un hijo de Dios, porque la cueva no es un refugio, porque la cueva es un lugar para muertos.
Y sigue llamando, y aquel que tenga el oído dispuesto, el entendimiento, escuche y obedezca. Nosotros seremos quienes retiremos las vendas de aquellos que deseen salir de sus cuevas, aunque el primer paso da aquel que al escuchar se levante y anhele salir, entonces iremos, quitaremos las vendas para que aquel tenga vida espiritual y salga, y se encuentre con del Dios único, con Aquel que lo llamó por su nombre: LÁZARO.
A quienes conoce el Señor, nos llama por nuestros nombres, por cuanto nos formó y sabe dónde estamos; quiere encontrarnos para estar con Él, porque quiere encontrarse con un pueblo dispuesto a pagar el precio, que muera a sus propios anhelos, a su propia vida, quiera seguirle, servirle y caminar al unísono de su andar.
Enseñanzas:
Dejar de escondernos del Dios sempiterno. Él nos buscará, encontrará y llamará. Quiere que nos encontremos y permanezcamos juntos aquí en este planeta Tierra como en la eternidad.
No buscar cuevas como nuestros refugios. JESÚS es el perfecto refugio. (Dt. 33:27; Salmo 31: 20; 46:1-3; 91:2; Pr. 14:26)
Elías entró en una cueva y pasó la noche en ella. La Biblia relata que ante la persecución de Jezabel tuvo miedo, se levantó y se fue para salvar su vida. Pidió morirse hasta que un ángel le tocó y ordenó se levantara y comiera y bebiera hasta el encuentro con Dios.