Fruto por el trabajo y fruto por gracia

A menudo escuchamos hablar de fruto. Dicen: “Esta casa, este vehículo es fruto de mi trabajo”; “mi terreno produce fruto”. Y así en ese orden de expresiones. 

Generalmente, esta palabra expresa el resultado que se alcanza de la tierra, de modo especial designa a la planta y al fruto proveniente de éstas. Es parte de la planta en que se transforma el núcleo de la flor luego de su fecundación contentiva de las semillas hasta su madurez para ser diseminadas posteriormente. En suma, el fruto es parte importante en el ciclo reproductivo de las plantas con impacto en la cadena alimenticia y el ecosistema en que se asientan.

La Biblia menciona varias clases de árboles frutales como la higuera (Números 20:5), los granados (Deuteronomio 8:8), la vid (Juan 15:1), la palmera (Cantares 7:8), el almendro (Jeremías 1:11). Es llamativo que los espías enviados por Moisés trajeron “el fruto de la tierra”, para mostrar la fertilidad de Canaán (Números 13:27).

Figuradamente, Cristo anhela que sus seguidores lleven fruto (Juan 15:2). El apóstol Pablo habla del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23; cp. 5:19-21), el Libro de Proverbios, metafóricamente (metáfora, figura retórica de pensamiento) en 1:31, dice que “comerán del fruto de su camino”; “El fruto del justo es árbol de vida” (11:30). En Isaías 10:12 “Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria…”; “Produciré fruto de labios…” (57:19).    

Así entendido el significado de fruto nos atengamos al título de esta enseñanza. En el Libro de Rut encontramos estos maravillosos pasajes que nos encaminan a su comprensión y entendimiento.” Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía. Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores…” (2:1). Las Sagradas Escrituras puntualizan que aquella parte del campo era de Booz, de la familia de Elimelec, el fallecido cónyuge de Noemí, suegra de Rut. El criado mayordomo de los segadores le informó a su amo que ella le había dicho: “Te ruego que me dejes escoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento” (v. 7).

Lo cosechado o espigado por Rut, era fruto del arduo trabajo desenvuelto desde tempranas horas de la mañana hasta muy avanzado horas de la tarde, “sin descansar ni por un momento”, hasta que la gracia de Dios la alcanzó. “Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas. Mira bien el campo que siguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados. Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera? (v. 10)”. Agregó en el versículo 13: “Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos, porque mes has consolado y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas”.  

En la tipología bíblica, Booz simboliza a Cristo en dos esferas: 1) como hombre de abundante riqueza y generosidad al dar, y 2) como pariente cercano a Mahlón el decesado marido de Rut que redimió los derechos perdidos de las propiedades del difunto. Rut tipifica a la iglesia, antes de su salvación, en dos aspectos: 1) mujer en Adán acorde a la creación de Dios, y 2) como moabita según la caída del hombre (el viejo hombre). Descendiente incestuosa de Lot con su hija mayor (Génesis 19:37). Noemí, tipifica al Espíritu Santo, quien orienta, guía y aconseja sabiamente. Lo hizo amorosa y acertadamente con su nuera Rut.

Enseñanzas:

  • A Rut la provisión no llegó a su casa espontáneamente por permanecer en su cama, en la comodidad de una hamaca o del sillón en algún espacio hogareño. No, como relata el libro que lleva su nombre, muy temprano por la mañana salía a espigar hasta horas avanzadas de la tarde sin descanso alguno a fin de procurar alimento en favor de su suegra y el suyo. Esta actividad laboral obedecía a lo ordenado por Jehová en Levítico 19:9-10, en cuanto los granjeros de Israel no podían recoger toda la cosecha en sus campos, “No segarás hasta el último rincón de ella ni espigarás tu tierra segada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y el extranjero lo dejarás”.
  • Mujer esforzada, valiente, decidida, no se quedaba atascada en la situación presentada, tampoco permanecía orando para que el alimento llegara al hogar. La tierra en la que se encontraba, Belén ciudad de Judá era bendita. En el Antiguo Testamento conocida como la ciudad de David, hogar del rey, cuna del Mesías, cuya fama la haría imperecedera (Miqueas 5:2). En el Nuevo Testamento, lugar de nacimiento del Señor Jesús, y el de la matanza de los inocentes (Mateo 2:1, 5, 6, 8, 16; Lucas 2:4, 15; Juan 7:42).
  • Fue en búsqueda de la provisión, ingresó al campo a iniciar una actividad, moverse, juntar, cargar. Había sol extenuante, tenía sed, cansancio, pero debía mantenerse trabajando porque fue por el sustento. Por tanto, hay que salir muy temprano a trabajar. No caben otras excusas o consideraciones respecto a la “falta de oportunidades”. La pregunta es, ¿qué tuvo Rut en tierra extraña? Nada. Mujer pobre, viuda, azotada por la desgracia, y moabita. 
  • Saul, rey de Israel emprendió una vigorosa y exitosa campaña contra Moab (1 Samuel 14:47). Luego, David y Moab se declararon enemigos de aquél. David tenía sangre moabita por línea materna (Rut, su abuela) pidió asilo para su familia en esas tierras (22:3-5). Aparentemente Moab intentó liberarse del yugo israelita, mas, David lo subyugó (2 Samuel 8:2). Lecciones que debemos aprender y asimilar para no errar. Booz descendiente de Rahab, la prostituta de Jericó que salvó a los espías enviados por Moisés. El Mesías descendió de este linaje. ¡Ah, las cosas del soberano Dios!
  • Rut había exclamado en el capítulo 1:16, ante el pedido de su suegra de devolverse a Moab, no rogarla para que la deje, “porque a donde quiera que tú fueres iré yo, y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”. Hizo suya una tierra extraña. Tomó la iniciativa de trabajar. Al salir a los campos, Dios proveyó para ella y para su suegra. Mujer de muchas cualidades: trabajadora, fiel, valiente, esforzada, de carácter firme. No se amilanó ante el escenario puesto al frente, pues gozó de buena reputación.
  • Alcanzó doble fruto: 1) por su elemental trabajo de espigar o recoger las espigas o gajos de cebada que quedaron en el campo luego de la cosecha. Es el fruto de la tierra Labor dura que cumplía diariamente y sin queja. 2) El fruto adicional que procura el Señor. Booz pidió a sus siervos que dejaran algo extra que Rut no lo había ganado. Lo tuvo solo por gracia del amoroso Dios y Señor, tampoco lo ganamos nosotros.
  • Entendamos, nosotros también podemos alcanzar doble fruto, uno proveniente de nuestro trabajo diario, cotidiano en cualquiera actividad que desarrollemos; y, el otro, fruto que es por gracia del magnánimo Dios. En nosotros está alcanzarlos o no. Procuremos obtener los dos. El Señor mira siempre desde su trono santo nuestro buen desempeño, nuestro buen trabajo, si no, alcanzarlo será tarea imposible.