Entender. El Diccionario de la Lengua Española lo define como tener idea de las personas, de las cosas; comprenderlas. Saber perfectamente lo concerniente a ellas. Similares términos, conocer, penetrar, discurrir. Otro significado es percibir y tener una idea clara de lo que se dice, se hace o sucede o descubrir el sentido profundo de algo.
Bíblicamente, entender del hebrero “shamá”, oír inteligentemente, con atención, obediencia. Entender, entendido, escuchar, consentir, convenir. O de la raíz “yadá”, conocer, comprender, concernir, diligente, discernir, distinguir, entre otros tiene otra connotación.
Por la complejidad del hombre, tratar de entenderle es una tarea ardua, difícil, extenuante. Agota la paciencia. Emergen expresiones de fastidio, incomodidad y molestia. Decimos: yo no entiendo a mi hermano, al amigo, al vecino, al compañero (a). Se produce un choque emocional frustrante. Por ello, afirmamos: No trate de entender al hombre, entienda a Dios, porque Él si los entiende.
En el libro del Génesis 11:1-7, alusiva a la edificación de la torre de Babel, toda la tierra tenía una sola lengua y unas mismas palabras. Quisieron edificar una ciudad y una torre que llegase al cielo, y procurarse un nombre, por si fuesen esparcidos. Y descendió Jehová para mirar la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Un solo pueblo y lenguaje, cuya obra habíase iniciado, y nada les haría desistir de lo que han pensado hacer. Al descender Dios, confundió allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Y la verdad: ninguno entendía lo que hablaba el otro. Los hijos de los hombres fueron esparcidos sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
El entendimiento entre ellos fue nulo.
En Éxodo 9:14 -séptima plaga de granizo- Jehová dijo a Moisés que se levantara de mañana, y se pusiese delante de Faraón, y le dijera que enviará todas las plagas al corazón para “que entienda que no hay otro como yo en toda la tierra”. Es el Dios eterno quien da o no “corazón para entender, ojos para ver o no; y oídos para oír o no” (Deuteronomio 29:4). Este amoroso Dios, al igual que estuvo con Moisés, también prometió que, a su muerte, estaría con Josué, y así entiendan. (Josué 3:7)
El llamamiento por tercera vez al pequeño Samuel no provino del sacerdote Elí sino de Dios. “Entonces entendió -Elí- que Jehová llamaba al joven” (1 Samuel 3:8)
Observe usted lo importante que es escuchar y entender a Dios y no a los hombres. Samuel, desde pequeño, como en la porción bíblica citada, empezó a oír y oír al Señor, al punto que, el sacerdote Elí le dijo: “Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí. Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada”. (vv. 16-18). Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras.
Enseñanzas:
- En anterior enseñanza -conocimiento y entendimiento de 18 de febrero 2022- citamos Isaías 43:10. En ella el Dios bondadoso enseña: a) somos testigos del Dios Jehová; b) siervos por Él escogidos para conocerle y creerle, y entenderle que Él mismo es; c) que antes de Él no fue formado dios, ni lo será después de Él.
- Al Todopoderoso no solo hay que conocerle y creerle, también hay que entenderle. Nos pide siempre que le entendamos, como en Éxodo 9:14; Jeremías 9:24; Marcos 8:17. Entender del hebrero “Bin”, separar mentalmente (o distinguir), observar, prestar atención, atento, buscar, comprender, conocimiento, considerar, entre otros, como equivalentes.
- Tratar de entender al hombre, nos causará serios quebrantos, dolor, afectaciones, cargas, frustraciones, aun disgustos. Quien le entiende es el Dios celestial. Y ¿en qué forma entendemos a Dios? A través de estudiar sus Escrituras Sagradas.
- Satanás conoce la Palabra del Señor, eso es evidente. Así lo enseñan los pasajes de Mateo 4:3, al acercarse el tentador para que Jesús convirtiera las piedras en pan; luego, en el versículo 6 de echarse abajo, porque escrito está “a sus ángeles mandará cerca de ti, y, En sus manos te sostendrán…” en el 9, “Todo esto te daré si postrado me adorares”. A estas tentaciones Jesús respondió: “Escrito está”, “Escrito está también” “Vete Satanás porque escrito está”. Pero el diablo no entendió, ni entiende nada de nada.
- Satanás no entendió la cruz, tampoco sus discípulos. Creyó haber vencido a Jesús al verlo allí. Así dijo a los judíos que habían creído en Él como relata Juan 8: 43. “¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra, terminó el Señor. En el 47. “El que es de Dios, las palabras de Dios oyen; por esto no la oís vosotros, porque no sois de Dios”. En el versículo 44, clara y enfáticamente les respondió: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer”.
- En el mundo existen innúmeras personas que se frustran, se enojan, tienen iras al no poder entender a sus congéneres. Ningún hombre entiende a otro, o a una mujer. Esto se extiende al matrimonio. Al principio entre parejas parecen entenderse, acoplarse entre sí. Con el andar de los meses, años, la comprensión flaquea, estalla, adviene el divorcio.
- La afirmación en cuanto el único que entiende al hombre es Dios. Por ello, no trate de entender a otro u otros hombres. Conocerlos, puede conocerlos, creerles, puede creerles; entenderles, es tarea que no nos compete. Si entienda al Señor cariñoso.
