La grosura en el Pueblo de Dios
El pueblo del Señor no necesita más de ese tipo de grosura dañina, perniciosa. Es la grasa o el sebo de los animales, cuya ingesta en el antiguo testamento era prohibido, ya que debían ser quemados como sacrificios a Dios, pues “para Jehová resultaba olor grato”, encaminado a alcanzar bendiciones y prosperidad. Abel ofreció la […]