Es común escuchar a las personas decir: no te preocupes, todo está bajo control, esta situación está controlada, las llamas están bajo control -bomberos-, el levantamiento está controlado -policía-. Así tantos casos.
En el Registro Bíblico, no aparece cita alguna sobre control, por lo que acudimos a los sinónimos. Los más certeros: dominio, gobierno, dirección, regulación. Dícese de control al examen u observación diligente para comprobar algo. Hablamos de “control de precios o d calidad”, “control del mercado”, “control epidemiológico”, “control de lectura” a los estudiantes, “control empresarial”. Pero, no es de esta clase de control que deseamos hablar.
El Señor de los cielos afirma que “todo está bajo su dominio (control o gobierno)”. La primera cita que encontramos está en el Salmo 89:9. Dice: “Tú tienes dominio sobre la braveza del mar, Cuando se levantan sus ondas tú las sosiegas”. Del hebrero “mashál”, gobernar, enseñorear, dominar, regir, reinar, señorear, señorío. El Señor tiene “el poder de su dominio” como en Isaías 40:26. Es común encontrar en la Biblia expresiones como: “Así ha dicho Jehová” (Jeremías 51:1), que “todo territorio es de su dominio” (v. 28). En Daniel 4: 32, respecto a Nabucodonosor en su humillación: “…hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere”. En el versículo 34 el rey babilónico, reconoció al Altísimo -El Elyón- y le bendijo, alabó y glorificó al que vive para siempre “…cuyo dominio es sempiterno…”. En sentido igual en 5:21; 6:26.
En el capítulo 7:1-2, se relata la visión de Daniel en la noche, “… quien veía a uno como hijo de hombre, acercarse hasta el Anciano de días, a quien le dieron dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. En el versículo 27: “y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”.
Enseñanzas:
- El control o dominio que se ejercer sobre algo o alguien determina cierta vigilancia encaminada a comprobar o verificar que el encargo, tarea, trabajo o labores afines alcancen satisfactoria realización a tono con las metas u objetivos propuestos. Aquí, ciertamente, nos referimos al gobierno terrenal, como por ejemplo al sencillo control de un aparato televisivo.
- En el plano celestial, el control o dominio que tiene el Señor sobre todo lo creado, es total, permanente, inobjetable. Por ello es común escuchar en Su pueblo, decir: “Dios tiene el control de todo. No se preocupe”, o “Dios está al control de todo”. Términos similares que no dejan lugar a duda que, en verdad, nada escapa a su señorío.
- Nadie ni nada escapa a este control o dominio. Está sobre todo y sobre todos. Debemos, por tanto, en todo momento ser guiados por el Santo Espíritu de Dios para no errar.
- Nada hay nuevo debajo del cielo que el Sempiterno Dios no conozca. Tampoco, nada le toma por “sorpresa” o pase por desapercibido. Él todo lo sabe, todo lo conoce; no obstante, a nosotros, seres mortales, puede acarrearnos agobio al corazón, intranquilidad, pérdida de la paz. De allí que empleamos la expresión motivo de esta enseñanza: “No te preocupes, todo está bajo el control del Señor”. Y es verdad, todo, absolutamente todo se sujeta a su dominio, a su gobierno.
- Si a nuestras vidas se avecinan grandes tormentas, el Dios celestial tiene dominio sobre éstas. Él las sosiega a la manera del registro bíblico del Salmo 89:9. Su intervención sobrenatural nos inunda con paz, tranquilidad, esperanza.
- En el reino de los hombres, en este planeta Tierra, el Señor controla todo. Dominio que entrega a quien Él quiere. Además, es un gobierno eterno que nunca decae o se acaba; no es pasajero como el de los mortales.
- No debemos, en modo alguno, exorbitar o exagerar lo que nos corresponde en cada actividad a desplegar. Tal el caso de los límites, sean en el trabajo, el descanso, la alimentación, pues, en esa extralimitación, el buen Señor no estará con nosotros. Nos cuida, protege, ejerce su control y amparo; sin embargo, al desbordar, por ejemplo, el régimen alimenticio moderado y pasar a la exageración, habremos traspuesto su control. Enfermaremos, engordaremos, la grosura nos puede matar como en el caso del sacerdote Elí (1 Samuel 4:18)
